9 de abril de 2020 

EN LAS NUBES 

Recemos por ellos también 

Carlos Ravelo Galindo, afirma: 

Pero antes leamos un verso-canción, que nos envía el hermano Teodoro con motivo del encierro:

“Marina Gálvez y Fuentes, me envía la siguiente canción de Luis Enrique Mejía Godoy, hermano del Carlos Mejía Godoy compositor de la célebre melodía: “Ay Nicaragua Nicaragüita”, 

Ambos son famosos cantautores de 75 y 77 años respectivamente.

 Ahora sí que nos cae “como anillo al dedo”, ante el obligado confinamiento: 

“Mi casa es mi nido, no mi jaula; mi espacio vital, no mi encierro. Jamás será prisión, reclusión, ni cárcel.

 Mi casa tiene las puertas abiertas para la esperanza. En sus ventanas no hay barrotes sino racimos de luz, y tiene el alma llena de poemas y canciones.

 Mi casa es mi planeta y mi encuentro cotidiano con los míos, la conversación alrededor de la mesa servida, cálido abrazo que enfrenta a las pandemias y las mentiras. 

Mi casa es un árbol preñado de luceros y tiene un techo coronado de mariposas, un trozo de cielo azul hay en su patio de trinitarias -buganvilias-, y sajuanjuches. -Flor nacional de Nicaragua-. 

Mi casa es la única trinchera para vencer el miedo. A pesar del exilio, es mi pequeña patria, mi corazón coraza”.

Gracias al presidente del Colegio Nacional de licenciados en periodismo, CONALIPE, don Teodoro Rentería Arroyave y a doña Marina, amiga muy querida, por compartirlo.

Ayer día ocho hubiera cumplido 78 años nuestro amigo el escritor, periodista y poeta, Octavio García Abrego, quien falleció en el hospital Central Militar, tras ser operado de un aneurisma cerebral.

Lo recordamos con afecto desde Las Nubes, en donde está.

También el ex secretario de Comunicaciones y Transportes federal, Gerardo Ruiz Esparza, falleció la noche de este martes 31 de marzo, después de haber sufrido un día antes un infarto cerebral.

Fue amigo y colaborador de Enrique Peña Nieto, desde siempre.

Y otro amigo de México y el deporte toda su vida.

La noche del jueves 24 del reciente marzo, tras 103 años y meses de vida, se fue uno de los grandes, de los naturales y auténticos referentes del futbol soccer mexicano: Don Ignacio Trelles Campos.

El director técnico murió a consecuencia de un infarto como deseaba: dormido y en su cama.

 Dirigió más de mil partidos, 117 con la Selección Nacional.

 Con siete títulos de liga en torneos largo, tiene el récord de más campeonatos ganados

Con tristeza nos enteramos por el colega Jorge Herrera Valenzuela. 

Y nos ilustra con la historia de un, sí en verdad, un genio. En una breve semblanza:   

 La noche del jueves 24 del reciente marzo, tras 103 años y meses de vida, se fue uno de los grandes, de los naturales y auténticos referentes del futbol soccer mexicano: Don Ignacio Trelles Campos.

Guadalajareño que fue jugador, entrenador, director técnico de Selecciones Nacionales, y único con 15 títulos futbolísticos en su historial….

Don Nacho, conocido así en su medio, fue un delantero estrella en el Necaxa, equipo donde debutó en 1934.

 Después vistió la camiseta del añorado Marte; más tarde jugó con los entonces “canarios” del América, luego con la oncena regiomontana del Monterrey y terminó en las filas del popularísimo Atlante.

 También perteneció a los Vikingos de Chicago.

Como entrenador desfiló por los siguientes equipos: Zacatepec (lo ascendió a Primera División y dos veces campeón).

En dos temporadas consecutivas ganó el campeonato con el Cruz Azul, igual sucedió al dirigir a los Diablos Rojos del Toluca. 

El séptimo trofeo lo recibió tras la victoria del Marte…

Trelles se “doctoró” como árbitro, pero nunca ejerció.

 La historia es muy larga sobre el hombre leyenda que el 31 de julio hubiese cumplido 104 años.

Y ahora, por otros genios también recemos. 

Pero éstos muertos trágicamente.

Martin Luther King y James Earl Ray, su asesino

Martin Luther King, un ministro bautista y activista social, dirigió el movimiento de derechos civiles en los Estados Unidos desde mediados de la década de 1950 hasta su asesinato en 1968. 

Su liderazgo fue fundamental para el éxito de ese movimiento al poner fin a la segregación legal de los afroamericanos en el Sur, así como otras partes de los Estados Unidos.

 Promovió tácticas no violentas, como la marcha masiva sobre Washington (1963) para lograr los derechos civiles.

También recibió el Premio Nobel de la Paz en 1964.

 Incluso en los años posteriores a su muerte, se mantuvo como un líder afroamericano ampliamente conocido de su época. 

El asesino de King, James Earl Ray, era un pillo de poca monta, un ladrón de gasolineras y tiendas, que cumplió condena en prisión.

 El 23 de abril de 1967, Ray escapó de la Penitenciaría del Estado de Missouri, y casi un año después, desde una ventana de una casa de huéspedes vecina, le disparó a King, que estaba parado en el balcón de una habitación de un hotel.

Huyó a Toronto, obtuvo un pasaporte canadiense a través de una agencia de viajes y luego voló a Londres.

Fue detenido por la policía de Londres en el aeropuerto de Heathrow justo cuando estaba a punto de embarcarse para Bruselas. 

De vuelta en Memphis, Ray se declaró culpable, perdió un juicio y fue sentenciado a 99 años de prisión.

 Mohandas “Mahatma” Gandhi y Nathuram Godse, quien lo mató

Mohandas Gandhi fue un líder del movimiento nacionalista indio contra el dominio británico. 

Se le considera el padre de su país y es reconocido internacionalmente por su doctrina de protestas no violentas para lograr el progreso político y social.

 Mientras Gandhi y sus colegas estaban en la cárcel, el separatismo musulmán había recibido un gran impulso.

En 1946-47, mientras se negociaban los arreglos constitucionales finales, el estallido de disturbios comunales entre hindúes y musulmanes creó un clima en el que la apelación de Gandhi a la razón, la justicia, la tolerancia y la confianza tenían pocas posibilidades.

Cuando se aceptó la partición del subcontinente, en contra de sus deseos y consejos, dedicó su corazón y su alma a la tarea de curar las cicatrices del conflicto comunal.

Recorrió las zonas devastadas por los disturbios en Bengala y Bihar.

Advirtió a los fanáticos, consoló a las víctimas y trató de rehabilitar a los refugiados.

 Pero Gandhi fue culpado por partidarios de ambas comunidades.

 Entonces, cuando la persuasión falló, se fue rápido.

En septiembre de 1947, su ayuno detuvo los disturbios en Calcuta.

El 30 de enero de 1948, mientras se dirigía a su reunión de oración nocturna en Delhi, Nathuram Godse, un joven fanático hindú, lo derribó. 

Godse creía que Gandhi trataba a los musulmanes con más respeto que a los hindúes, al incorporar el Corán en sus enseñanzas en los templos hindúes, mientras se negaba a leer del Bhagavad Gita en las mezquitas. 

Se pensaba que Gandhi había muerto casi de inmediato y Godse fue detenido inmediatamente.

craveloygalindo@gmail.com