COMENTARIO A TIEMPO
Por Teodoro Rentería Arróyave
Para jueves 6 de septiembre de 2018
SEGUNDA PARTE Y ÚLTIMA
Ahora concluimos el profundo y sensible análisis del hermano colega, José Antonio Aspíros Villagómez*, de nuestra última obra editorial “Mi Vida son Nuestras Batallas, repetimos, misma que fue presentada con lleno a reventar del auditorio en la Feria Universitaria del Libro, FUL, gracias a la amabilidad y gentileza, que agradecemos y reconocemos, del rector de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, UAEH, maestro, Adolfo Pontigo Loyola
“Un acierto de la obra es haber alcanzado a incluir el recién dado a conocer “protocolo homologado” que preparó la Fiscalía especial para la atención de delitos cometidos contra la libertad de expresión, de la Procuraduría General de la República, y que el autor del libro considera “como resultado de las continuas denuncias y exigencias del gremio periodístico organizado de México ante el cúmulo de crímenes con las libertades de prensa y expresión” y de “las muy frecuentes reuniones con los diferentes fiscales” que han estado en el cargo.
Ese Protocolo “busca establecer políticas de actuación y procedimientos que garanticen que las investigaciones realizadas por las autoridades federales y locales se encuentren apegadas a los estándares nacionales e internacionales de derechos humanos para la investigación de los delitos contra la libertad de expresión” y servir “como guía que asegure una investigación exhaustiva de los hechos y la no revictimización de la persona que ha sufrido la conducta delictiva”.
Otras batallas han sido para la derogación de las llamadas “leyes mordaza” en algunas entidades y en el rango federal, al tiempo que se han reconocido las respuestas de otras como Morelos y Sinaloa para apoyar el ejercicio del periodismo y a sus trabajadores con respeto a las libertades primarias del ser humano.
Una de las luchas que menciona Rentería, es en contra de las leyes de transparencia y acceso a la información pública gubernamental, por el exceso de informaciones que se reservan las autoridades para no hacerlas públicas durante determinados años (más de 12 millones de documentos durante el gobierno actual), a pesar de que -dice el autor- “toda información pública gubernamental es patrimonio de los pueblos, puesto que la misma se produce con los impuestos que paga”, por lo que “son en verdad leyes mordaza”, pues “legalizan la censura”. Rentería describe las veces que se ha opuesto a ellas en numerosos foros, y su reclamo en ellos para derogar las reservas de información oficial.
Un tema más que se aborda en el libro es el de la Agenda legislativa pendiente del periodista en México, presentada por las agrupaciones gremiales a los diputados federales para que legislen en torno a temas como la federalización de los delitos contra las libertades de prensa y expresión, el periodismo de alto riesgo y la necesidad de protocolos de protección de los reporteros, elevar a rango constitucional el secreto profesional, despenalización de los delitos de difamación y calumnia, promover una ley de equidad publicitaria gubernamental, impulsar otra para la protección social de los periodistas y lograr acuerdos con autoridades del ramo para la profesionalización de quienes ejercen esta actividad.
Por cierto, en el capítulo que trata el tema de la colegiación, Rentería reproduce un trabajo de este tecleador que abarca más de 140 años de lucha al respecto, desde que en 1872 se creó la primera colectividad gremial en México con el nombre de Asociación de Periodistas Escritores, hasta el surgimiento del CONALIPE.
El libro abunda en datos sobre las añejas relaciones e intercambios que existen entre las agrupaciones de periodistas de China, México y América latina, y que se consolidaron con la participación de delegados en el Foro de la Franja y la Ruta celebrado en Pekín este año.
Hay bastantes más temas, datos, detalles y documentos relacionados con “nuestras batallas”, que harán del libro presentado en la Feria de la Universidad de Hidalgo un documento de consulta obligada por parte de gobernantes, legisladores, autoridades judiciales, periodistas, académicos, investigadores, estudiantes de la carrera, empresarios de medios y todo el público interesado en ejercer su derecho a la información”.
Por desgracia, sigue creciendo la lista lúgubre, como lo dio a conocer el Comunicado Conjunto del gremio periodístico organizado, fue asesinado en Oaxaca un hijo del colega, Bernardo Henestroza, de nombre Bernardo Henestroza López, crimen por el que nos enteramos que otro de sus hijos, Ever Karin también fue muerto a balazos hace cuatro años. En consecuencia contabilizamos de 1983 a la fecha 300 asesinatos: 262 periodistas; 1locutor; 10 trabajadores de prensa; 15 familiares y 10 amigos de comunicadores, y 2 civiles. Lo que hemos reiterado, la lista de víctimas de los enemigos de las libertades de prensa y expresión puede seguir aumentando en razón del silencio por miedo de los familiares a denunciar tales sangrientos hechos.
Periodista y escritor; Presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; Secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP; Presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana y Académico de Número de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en teodoro@libertas.com.mx, teodororenteriaa@gmail.comNos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info, www.ciap-felap.org, www.fapermex.org, y www.clubprimeraplana.org
*El autor, José Antonio Aspiros Villagómez, es miembro de todas las organizaciones mencionadas.