COMENTARIO A TIEMPO
Por Teodoro Rentería Arróyave
Para miércoles 24 de abril de 2019
A mi compadre y colega Mario Luis Altuzar Suárez y al colega-amigo José Prisco Enrique Árciga Alcántara, al solidarizarme con el dolor de los seres idos. Ya moran en el éter eterno la madre de Mario, Doña Clara Luz y la hermana de Prisco, Maritrini. In Memóriam
VIGÉSIMA TERCERA PARTE
Entre los 3 matrimonios, tías y algunos primos que vivíamos bajó el mismo techo, en la calle de Orinoco, colonia Zacahuizco, más otros familiares que llegaban a diario, compartíamos cuando menos 11 niños; me estoy refiriendo a las décadas de los 40 y 50. De todos nosotros sólo al primo-hermano y colega Juan Manuel Rentería Estrada le atacó la poliomielitis.
Cuánto sufrimos, sobre todo sus padres Don Pedro y Doña Manuela; tenía médico en casa, mi padre Don Fortino. Se hizo todo lo que estuvo al alcance, en especial fortalecer el ánimo del niño, del adolescente y del adulto. En todo esto jugó un papel muy afectuoso y efectivo mi hermano Fortino Ricardo, a quien en su memoria dedicamos esta serie. Consultamos al primo-hermano si nos permitía escribir sobre su relación con mi consanguíneo. No sólo aceptó sino que el mismo escribió las siguientes vivencias, que reproducimos integras:
“Mi niñez y mi adolescencia no tendrían sentido sin la presencia de mi primo-hermano Fortino Ricardo Rentería Arróyave, a quien no dejo de llorar, por muchos recuerdos, por innumerables vivencias de juventud y por un permanente agradecimiento.
Fortino, ‘Flois’, hermano, “compadre-ñito’, la palabra que usaba para llamarlo era lo de menos, el cariño para hacerlo era lo más.
Desde los dos años que me atacó la poliomielitis, mi primo-hermano Fortino nunca permitió que los complejos me hicieran un discapacitado. Y lo logró.
A pesar de la diferencia de edades frecuentemente nos íbamos de parranda-bohemia. Terminábamos a eso de las 3 de la mañana en un puesto de garnachas, de a 20 centavos cada una, que pagábamos con lo que nos sobraba de la ‘guarapeta’ en un puesto de la colonia Moderna.
Pero también nos gustaba la cultura. Dos veces por semana, a las 9 de la noche nos reuníamos en la Prepa 3, de Justo Sierra 16, para asistir a la clase de Psicología que impartía en ese histórico recinto el ilustre doctor Ranulfo Moreno Bello.
El camión de la línea General Anaya-Moderna-San Andrés, que nos llevaba a nuestra casa de Alfajayucan 81, se convertía en aula para discutir los temas psicológicos que nos dejaban con la boca abierta.
Debo aclarar que en esa boca abierta dábamos sendas mordidas a las ‘guajolotas’, que no es otra cosa que una torta de tamal, que previamente ‘Flois’ me había ‘disparado’ antes de abordar el transporte público.
Éramos tan buenos amigos que un día me compartió un secreto de Estado. Sin que nadie se enterara se hizo novio de Yola, hermana de la esposa de su hermano Teodoro, mí adorada Silvia.
Por una larga temporada me convertí en su “alcahuete”. Nos reuníamos, la pareja de enamorados y el ‘metiche’ en el ‘Yoyis’, una cafetería de la Avenida Juárez. Cuando se convirtió en matrimonio la relación amorosa ‘de dos hermanos contra dos hermanas’, entonces la amistad con Fortino se fortaleció. A Yolita la quiero más desde entonces.
Les confieso, no he podido llamarle a Yoli, luego del fallecimiento de su esposo Fortino, por temor a no controlar mis sentimientos. Muchos son los capítulos de mi vida con mi recordado ‘Flois’.
A pesar de la falta de fuerza en ambas piernas a causa de la poliomielitis, Fortino me enseñó a manejar en carro standard, ni yo mismo sé cómo pude lograrlo, bueno, sí sé, lo logré por la fuerza de voluntad y el amor que me dieron mis padres y toda mi familia, y por evitar un regaño de mi maestro de manejo.
Confieso que el carro standard era la patrulla de INFORMEX, desde donde trasmitía noticias mi otro primo hermano, Teodoro, hermano de Fortino, mi maestro de periodismo y con quien siempre estaré agradecido por sus enseñanzas y por el gran impulso que dio a mi vida.
Cada 30 de noviembre le llamaba telefónicamente a Nogales, Sonora, para felicitar a mi adorado Fortino en su cumpleaños. Él a su vez me felicitaba por los éxitos de mi trayectoria periodística en televisión, que es de casi 51 años.
Recuerdo que yo le decía, a manera de reconocimiento, ‘compadrito, estos logros te corresponden a ti en buena parte’. Y con llanto de amor y de agradecimiento terminaba la llamada telefónica. Querido hermano, allá nos vemos para continuar nuestra imborrable convivencia”. CONTINUARÁ.
Periodista y escritor; Presidente del Colegio Nacional de Licenciados en Periodismo, CONALIPE; Secretario de Desarrollo Social de la Federación Latinoamericana de Periodistas, FELAP; Presidente fundador y vitalicio honorario de la Federación de Asociaciones de Periodistas Mexicanos, FAPERMEX, miembro del Consejo Consultivo permanente del Club Primera Plana, Doctor Honoris Causa por la Universidad Internacional y Académico de Número de la Academia Nacional de Historia y Geografía, ANHG. Agradeceré sus comentarios y críticas en rmar, teodororenteriaa@gmail.comNos escuchamos en las frecuencias en toda la República de Libertas Radio. Le invitamos a visitar: www.felap.info,www.ciap-felap.org,www.fapermex.org, y www.clubprimeraplana.org