21 de noviembre de 2017
Antonio Machado
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Algo más dulce.
Sesenta y cuatro años tenía en 1939 cuando murió, en la España donde nació en 1875, Antonio Machado. Autor de muchas odas, escogimos ésta dedicada, con infinita ironía a:
“A Un Olmo Viejo”
“Al olmo viejo, hendido por el rayo y en su mitad podrido, con las lluvias de abril y el sol de mayo algunas hojas verdes le han salido.
¡El olmo centenario en la colina que lame el Duero!
Un musgo amarillento le mancha la corteza blanquecina al tronco carcomido y polvoriento.
No será, cual los álamos cantores que guardan el camino y la ribera, habitado de pardos ruiseñores.
Ejército de hormigas en hilera va trepando por él, y en sus entrañas urden sus telas grises las arañas.
Antes que te derribe, olmo del Duero, con su hacha el leñador, y el carpintero te convierta en melena de campana, lanza de carro o yugo de carreta.
Antes que rojo en el hogar, mañana, ardas en alguna mísera caseta, al borde de un camino;.
Antes que te descuaje un torbellino y tronche el soplo de las sierras blancas.
Antes que el río hasta la mar te empuje por valles y barrancas, olmo, quiero anotar en mi cartera la gracia de tu rama verdecida.
Mi corazón espera también, hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera”.
Este poema, ”A un olmo seco” claro que es un hermoso y triste canto a la esperanza. A l a mujer del poeta, Leonor, que ha vuelto a casa después de pasar una temporada en el hospital por una larga enfermedad.
Y el bardo escribe estas líneas durante su convalecencia.
En mayo de 1912, Antonio y Leonor han vuelto a Soria (España), desde París, de donde han traído la enfermedad de la hemoptisis como acompañante.
Han luchado con todas sus fuerzas para curar el terrible mal, en una casa de campo con aire puro como antídoto fundamental. Pero nada mejoró la situación de la enferma.
“A un olmo seco” le sirve para describir la lamentable situación de su mujer, Leonor Izquierdo.
Antonio Machado seguramente se pregunta por qué no pudiera su mujer “florecer” como lo hacen los olmos, los álamos del río, Metáfora entre un olmo ya casi derruido, y su mujer “carcomida” por dentro.
Los dos afectados por la enfermedad mortal; la grafiases del olmo, y la tuberculosis de Leonor.
Machado cree, lo leemos, en los milagros y así se ve al final del poema: “Mi corazón espera también hacia la luz y hacia la vida, otro milagro de la primavera”.
Todos, unos y otros, tienen el aliento, la esperanza, el consuelo. Pero hay que asimilarlos. Y entenderlos para lograrlo. Son bellos.
craveloygalindo@gmail.com