1 de enero de 2018

En Las Nubes

Carlos Ravelo Galindo, afirma que los pensamientos se parecen mucho a las flores. Porque si les prestas atención, florecen como problemas resueltos.

Entonces, la vida es vivida sin ansiedad. Con más sabiduría y menos descuidos y errores.

Es un aprendizaje que si realizamos y recorremos el camino de la vida, nos lleva a ser mejores personas.

Y si bien dicen, ése (el de la vida) no es un camino de rosas. Nosotros creemos que al menos se trata de un sendero de flores.

Ojalá así sea éste año que hoy iniciamos. ¿Nos acompañas?

Nunca le quites a nadie la esperanza. Quizá es lo único que tiene.

Si estás enojado no tomes decisiones importantes.

Nunca pagues por un trabajo hasta que esté  acabado. Cuidado con quien no tiene nada que perder.

Aprende a decir “no”. Pero hazlo con amabilidad y respeto.

No temas perder una batalla si esto te ayuda a ganar la guerra.   No temas a decir: “no lo sé” o “lo siento”.

Contempla más amaneceres.

Mira a los ojos de la gente.

Ni creas todo lo que oyes, ni digas todo lo que piensas.

Aprende a escuchar, es un arte.

Disfruta de la belleza que te rodea.

Recuerda que tienes derecho de ser feliz.

En consecuencia, mejor que infortunio  te brindamos otras poesías de la Décima Musa, para iniciar este año.                                              Con la felicidad y alegría que debe prevalecer, siempre.

ESTA TARDE MI BIEN
Esta tarde,  mí  bien, cuando te hablaba,
como en tu rostro y en tus acciones veía
que con palabras no te persuadía,
que el corazón me vieses deseaba;
y Amor, que mis intentos ayudaba,
venció lo que imposible parecía:
pues entre el llanto, que el dolor vertía,
el corazón deshecho destilaba.
Baste ya de rigores, mi bien, baste:
no te atormenten más celos tiranos,
ni el vil recelo tu inquietud contraste
con sombras necias, con indicios vanos,
pues ya en líquido humor viste y tocaste
mi corazón deshecho entre tus manos.

ESTOS VERSOS, LECTOR  MÍO
Estos versos, lector mío, que a tu deleite consagro, y sólo tienen de buenos conocer yo que son malos, ni disputártelos quiero, ni quiero recomendarlos, porque eso fuera querer hacer de ellos mucho caso.
No agradecido te busco:
pues no debes, bien mirado, estimar lo que yo nunca juzgué que fuera a tus manos. En tu libertad te pongo, si quisieres censurarlos;
pues de que, al cabo, te estás en ella, estoy muy al cabo.
No hay cosa más libre que  el entendimiento humano;
pues lo que Dios no violenta, por qué yo he de violentarlo?

Di cuanto quisieres de ellos, que, cuanto más inhumano me los mordieres, entonces me quedas más obligado ,pues le debes a mi musa el más sazonado plato (que es el murmurar), según un adagio cortesano.
Y siempre te sirvo, pues, o te agrado, o no te agrado: si te agrado, te diviertes; murmuras, si no te cuadro.
Bien pudiera yo decirte por disculpa, que no ha dado lugar para corregirlos la priesa de los traslados; que van de diversas letras, y que algunos, de muchachos, matan de suerte el sentido que es cadáver el vocablo; y que, cuando los he hecho, ha sido en el corto espacio que ferian al ocio las precisiones de mi estado;
que tengo poca salud y continuos embarazos, tales, que aun diciendo esto, llevo la pluma trotando.
Pero todo eso no sirve, pues pensarás que me jacto de que quizá fueran buenos a haberlos hecho despacio; y no quiero que tal creas, sino sólo que es el darlos a la luz, tan sólo por obedecer un mandato.
Esto es, si gustas creerlo, que sobre eso no me mato, pues al cabo harás lo que se te pusiere en los cascos. Y adiós, que esto no es más de darte la muestra del paño: si no te agrada la pieza,
no desenvuelvas el fardo.

craveloygalindo@gmail.com